Cuando hacemos aquello que nos gusta, sólo tenemos en cuenta nuestros logros, no las horas que dedicamos en ello. El tiempo y el esfuerzo aún estando ahí pasan siempre a un segundo plano que a la luz de los días se torna invisible.
Hemos oído muchas veces la sabia frase que nos dice que todos llevamos dentro una semilla que tarde o temprano crecerá, pero ninguno sabemos de antemano cuando y como lo hará, ni donde conseguir para ella el mejor de los abonos. Cada semilla es única, irrepetible, mágica y por ello debemos escucharla con mucha atención para darle, sin reparar en gastos, todo lo que nos pide.
Cada vez es más común ver gente sin brillo, sin luz... personas que han dejado secar su semilla, su mayor tesoro en esta vida, por no emprender el camino de la búsqueda, por tomar prestado el de otros, o por dar marcha atras en plena ruta. Si copiamos o seguimos otros caminos distintos al nuestro, la luz, silenciosamente y sin aviso, se irá apagando impidiendonos ver la belleza del sendero.
Y es que no es fácil, eso también lo han dicho, pero no tenemos nada más importante e interesante en esta vida que intentarlo, nada mejor que hacer crecer y crecer, la luz que llevamos dentro y con ella iluminar todas los rincones en penumbra que aparecen a nuestro paso.
Así que vamos allá... A horta de Artes continúa su camino, como siempre guiados por la naturaleza y el arte, con el fin de descubrir todas aquellas cosas viejas que todavía nos quedan por conocer.
Así que vamos allá... A horta de Artes continúa su camino, como siempre guiados por la naturaleza y el arte, con el fin de descubrir todas aquellas cosas viejas que todavía nos quedan por conocer.
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