Resulta irónico
pensar cómo algo tan sencillo puede hacernos tanto bien.
El abrazo es, probablemente, la manera más básica que tenemos de sentir a otro ser.
El abrazo es, probablemente, la manera más básica que tenemos de sentir a otro ser.
Nuestros
antepasados buscaban un árbol para abrazarlo. Cuando sentían
angustia, miedo o simplemente se encontraban bajos de energía,
abrazar un árbol formaba parte de su terapia natural. La energía
que lo recorre, desde la raíz a la copa, en ambas direcciones,
ejercía de bálsamo reparador para aquellos que sabían de su poder.
No se pensaba que el árbol fuese un ser inerte. Todo lo contrario,
se le trataba como a un ser vivo capaz de sanar.
Puede que nos
parezca algo ridículo, pero lo cierto es que cada vez más gente
acude a los bosques a sentir la energía que allí se manifiesta.
Cada árbol es un pilar de esta inmensa catedral que se forma en
plena naturaleza. Una catedral de vida, y de energía, con la que
podemos conectar para reciclar la nuestra.
Pero abrazar no es
algo tan sencillo. Siendo un gesto básico de nuestra paleta de
recursos de comunicación; es uno de los menos usados, perdiendo la
batalla frente al verbo o la mirada. Sin embargo, no debemos
menospreciar el poder del abrazo, del tacto, del olor, del sonido. A
poco que prestemos atención, cuando abrazamos un árbol, enseguida
notaremos como nuestra respiración se calma, como nuestra percepción
del entorno se agudiza, y como, poco a poco, notamos la energía que
nos envuelve para nuestro beneficio.
En A horta de Artes sabemos que cada día resulta más difícil abrazar a alguien de corazón, y más si el contrario se trata de un árbol. Como nosotros conocemos y hemos probado los beneficios que estos abrazos reportan, hemos decidido ejercer de intermediarios, y anónimamente animar a que la gente pruebe el poder de un buen abrazo con la madre naturaleza.
Y así lo hemos hecho:
1. - Preparamos unas cartulinas tamaño A6 donde hemos escrito con rotulador permanente, mensajes (como dichos por el propio árbol) invitando al que lo lea a darle un abrazo.
2. - Hemos dibujado sobre la cartulina, debajo del mensaje unas manos en posición de abrazo para hacerlo más atractivo.
3. - Con nuestras cartulinas listas nos hemos ido al bosque en busca de árboles en los que colocar nuestros carteles.
4. - Al árbol elegido le hemos dado un buen abrazo, y después le hemos colocado uno de los carteles.
A partir de hoy cuando alguien pase por el bosque y vea el cartel podrá recibir un abrazo terapéutico sin peligro a ser juzgado por el contrario. Con nuestros mensajes están oficialmente invitados. ¿Serán muchos los abrazos que den nuestros árboles elegidos?
En cartulinas tamaño A6 escribimos los mensajes y dibujamos unas manos en posición de abrazo. |
Hacemos tantos modelos de cartel como se nos ocurran, con diferentes mensajes. |
Coloreamos las manos para hacerlos más atractivos. |
Y nos vamos al bosque. A cada árbol elegido le damos un buen abrazo y sentimos su energía. |
Después del abrazo vamos colocando nuestros carteles. |
Colocamos un cartel en cada árbol. |
Y así uno tras otro dejamos colocados nuestros carteles en el bosque y nos fuimos cargados de abrazos y mucha energía. |
Cuando lleguéis al bosque, colocaros delante del árbol que hayáis escogido, aquel que por algún motivo os ha llamado la atención, respirar profundamente, abrir los brazos lo más que podáis y abrazar con el corazón. Durante el abrazo dejar que vuestra mente se relaje, y sentir la energía del árbol todo el tiempo que os apetezca. El árbol no tiene prisa... así que vosotros ¡tampoco!.
Que disfrutéis de vuestros abrazos, ya sabéis... ¡siempre que queráis! ¡No hay límite!.
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