Todo el año 2012
Este alimento "casi redondo" en todos los sentidos guarda en su interior interesantes curiosidades que igual nunca nos hemos preguntado.
* Todos los huevos son comestibles. El que los incluyamos en la dieta o no depende de las costumbres. Aquí en occidente por ejemplo, no es usual comer huevos de tortuga, iguana o cocodrilo, frente a países asiáticos donde es algo muy corriente.
* El huevo en sí, es una auténtica obra de ingeniería de la naturaleza. Su estructura está basada en dos cúpulas unidas que reparten el peso en los laterales, lo que lo hace muy resistente y fuente de inspiración para muchos arquitectos. Si aprietas un huevo con fuerza a la vez, por la parte superior e inferior, verás que es imposible romperlo, pero que con solo inclinarlo un poco éste se romperá con facilidad.
* El color de un huevo (blanco o marrón, en este caso hablamos de gallinas) tan solo viene determinado por la raza ponedora, nunca el color de cáscara hará que sea diferente el contenido del huevo. Por el contrario el tamaño del huevo si está relacionado con la edad de la gallina, cuanto mayor sea, de mayor tamaño será el huevo, aumentando también las posibilidades de una doble ovulación.
* Un dato muy curioso, es que el huevo mientras está en el interior de la gallina no es ovalado tal y como lo conocemos, sino esférico y además blando. El cambio se produce cuando la gallina utiliza sus músculos para expulsarlo, adquiriendo la forma y la dureza que lo hace característico.
* Una curiosidad importante y que desconocemos, es la relación del color de la yema con la calidad del huevo. Pensamos que cuanto más amarilla sea, el huevo será mejor y esto no es necesariamente así. El color amarillo de las yemas depende de los alimentos que tomen las gallinas, y como asociamos muy amarillo con huevo de calidad, muchos criadores añaden aditivos al pienso para provocar esta coloración que al final nos lleva a engaño si solo nos fijamos para saber la calidad del huevo, en el color de su yema.
* Los huevos nunca se deben de lavar ya que sino eliminamos la película protectora de la cáscara que evita que entren microorganismos perjudiciales para la salud humana y siempre se deben colocar en la nevera (en la huevera especial "tapados", o en la caja de cartón para que la cáscara no absorba los olores) con la parte más estrecha hacia abajo, porque la distancia entre la yema y la bolsa de aire aumenta y esto ayuda a retrasar su deterioro. Un huevo en nevera a temperatura constante se conserva fresco durante unas 5 semanas desde su puesta.
... pero además están riquísimos, preparados de mil y una maneras... al desayuno, a la comida o a la cena.
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